Fuente: Página 12.
La sociedad argentina ha exhibido durante gran parte de su historia una robusta clase media que la diferenciaba del resto de los países de la región. La extensión de la educación pública en todos sus niveles, la salud pública, la consagración de derechos laborales y la fuerte presencia del Estado con políticas redistributivas han sido algunos de los elementos que posibilitaron el acceso de las clases populares a ciertos niveles de bienestar social.
Sin embargo, en los últimos años ha comenzado a instalarse en la agenda pública la idea de un paulatino deterioro de la clase media quese ha profundizado en los últimos meses a partir de las medidas adoptadas por el gobierno de Javier Milei. En el reciente informe que publicamos desde el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM) titulado ¿Qué pasa con la clase media en la Ciudad de Buenos Aires?, encontramos algunos hallazgos inquietantes:
Si bien la clase media conforma más de la mitad de la población de la ciudad, la evolución de los últimos ocho años muestra una tendencia decreciente: cada vez menos porteños forman parte de sectores medios y cada vez hay más porteños pobres e indigentes. La proporción de hogares de clase media en la Ciudad cayó de 54,7 por ciento en 2015 a 44,3 en el último trimestre del 2023, una variación de más de 10 puntos. En términos absolutos, esto implica que 112 mil hogares dejaron de pertenecer a la clase media en tan solo 8 años, un total de 300 mil personas (el 10 por ciento de la población total).
Al observar la evolución general de todos los sectores sociales de la Ciudad, también se percibe una disminución de los sectores “acomodados”. Esto significa que, si bien en términos absolutos la clase media se achica, un número significativo de personas pasan a formar parte del estrato medio al caer de los estratos superiores provocando en un proceso generalizado de “descenso social”. Los sectores “acomodados” pasan de representar el 16,7 por ciento de los hogares en 2015 a conformar el 9,5. Como contracara, los hogares pobres en CABA duplicaron su participación entre 2015 y 2023 pasando de un 11,2 por ciento a 24,3. Dentro de esta categoría, se observa cómo el componente que más creció es el de pobres indigentes, pasando de 2,8 en 2015 a 8,6 en 2023. Esto significa que 1 de cada 4 porteños es pobre y casi 1 de cada 10 es indigente.
Durante los primeros 120 días del gobierno de Milei hubo una serie de bienes y servicios que han tenido fuertes incrementos como el transporte (combustibles), vivienda (alquileres), salud (prepagas) y educación (cuotas de colegios privados) muy por encima de cualquier ingreso laboral (salarios) o no laboral (jubilaciones) que afectan directamente el bolsillo de la clase media. Esto augura que en la Ciudad de Buenos Aires (y probablemente en el resto del país) seguiremos viendo una lenta pero permanente reducción de la clase media que llevará a que este sector, que el algún momento llegó a representar el 60 por ciento, termine por debajo del 40 de los hogares porteños. Hacia adelante, el aumento en las tarifas de servicios y del subte sumado a la posibilidad de la restitución de la cuarta categoría del impuesto a las ganancias, hacen presuponer que la situación empeorará.
De lo dicho hasta aquí, quizás podamos encontrar algunas razones o motivos que expliquen la multitudinaria movilización del martes pasado en donde cientos de miles de estudiantes, docentes y familiares salieron a defender el sistema universitario argentino. Sin lugar a dudas, la universidad pública sigue siendo uno de los principales mecanismos de ascenso social pero también la posibilidad efectiva para millones de familias de mantener su condición de clase media a pesar del deterioro de sus ingresos.
Para terminar, es importante destacar que menos clase media implica menos demanda de ciertos bienes y servicios de actividades como la gastronomía, las industrias culturales o a la educación privada, fundamentales para el crecimiento económico local y la generación de empleo. Frente a este panorama, será indispensable tener un gobierno de la ciudad comprometido en generar políticas para los sectores más vulnerables de la ciudad pero también políticas que alivien las cargas que ha puesto el gobierno de Milei sobre las espaldas de la clase media porteña que afectan al consumo, al nivel de actividad económica y profundizan el deterioro socioeconómico de nuestra sociedad.